Posteriormente, basado en sus investigaciones y el esfuerzo, junto a su familia, en 1939 elaboró el primer pegamento con almidón y dextrinas para la industria mexicana, llamado «400».
La historia cuenta que, en uno de los tantos esfuerzos en el desarrollo de fórmulas para adhesivos que realizó la familia Patrón, se encontró con un adhesivo que era resistente a varios sustratos, el cual denominaron “Resist All”. Con una gran visión, don Adolfo trazó un camino de éxito y basado en esta fórmula, fundó en 1941 Adhesivos Resistol (Resist All) para la venta de almidón y dextrinas en diferentes segmentos de negocio. El mercado se expandió para Adhesivos Resistol y en 1953 –al realizar estudios para el reemplazo de algunas materias primas para sus procesos de producción– desarrolló su propia fórmula de acetato de polivinilo (base de los productos adhesivos que cambió radicalmente todo el mercado), lo cual lo llevó a crear la marca de adhesivos para madera más famosa en México y Centroamérica: Resistol 850.
La familia se mantuvo enfocada en el crecimiento de la empresa y en 1954 creó el adhesivo de contacto «Resistol 5000″, producto que revolucionó el mercado de la carpintería y el calzado por su fácil aplicación y firme adhesión, lo que hizo del producto un éxito total. A partir de 1955, Adhesivos Resistol incursionó en el mercado de consumo masivo o detalle y fue en 1960 cuando creció la comunicación al mercado por medio de publicidad a través de sus “Caravanas Resistol”, que mostraban la calidad de los productos y su fácil aplicación. Con esta campaña nació el lema: “Lo que pega Resistol nada lo despega”, eslogan que fue utilizado para todos los productos.